domingo, 18 de enero de 2009

batalla de las ardenas

En la Batalla de las Ardenas, también llamada en inglés "Battle of the Bulge" (Batalla del Saliente), el triunfo aliado marcó el caos total dentro del ejército alemán. Fueron operaciones militares desarrolladas en las Ardenas Bélgica durante el invierno de 1944-1945, en el marco de la Segunda Guerra Mundial.


La campaña aliada y contraataque del eje 

Tras la derrota sufrida por los ejércitos aliados en Arnhem (Holanda), el espectacular avance efectuado tras la batalla de Normandía se detuvo, con lo que el frente europeo se estabilizó. Este hecho proporcionó al Eje un respiro que les permitió reorganizar y rearmar a sus castigadas fuerzas. Sin embargo, la ambición de Adolf Hitler iba más allá de las medidas meramente defensivas y de contención, que proponían sus generales, y en su mente se empezó a forjar la idea de recuperar la iniciativa y lanzar una potente contraofensiva que le diese más argumentos para poder sentarse a la mesa de negociaciones con los Aliados, lograr un armisticio y poder concentrar toda su fuerza en detener la imparable ofensiva soviética en el Este.

El plan de Hitler estaba basado en cierta manera en el plan que destruyó los ejércitos franceses y aisló a los británicos obligándoles a abandonar el continente en 1940. El punto principal del ataque, el mismo: el bosque de las Ardenas. El objetivo a conquistar por las fuerzas que partirían de las Ardenas era la ciudad portuaria de Amberes. Con ello se conseguiría aislar y "embolsar" a los británicos en el Norte, lo que les haría cuestionarse su continuidad en la guerra. Pese a la oposición de sus generales, que propusieron una ofensiva con objetivos mucho más limitados, Hitler siguió adelante con su plan. Reunió 500.000 nuevos soldados y reequipó sus divisiones blindadas con nuevos tanques Panther y Tiger.

La batalla 


Al mando estaría el veterano mariscal de campo Von Rundstedt, que tendría a su cargo los ejércitos  y 15º, fuertemente desgastados en la batalla de Normandía, los cuales guardarían los flancos limitándose a una función de contención, el 5º Ejército Acorazado (Panzerarmee) a las órdenes del General der Panzertruppen (general de tropas blindadas) Hasso von Manteuffel y el 6º Ejército Acorazado, al mando del general de las SS Josef "Sepp" Dietrich quebrarían el frente.

En la fecha elegida, el 16 de diciembre de 1944, la punta de lanza del ataque, el 5º Ejército Panzer, arrolló a las inexpertas tropas estadounidenses que defendían las Ardenas, capturando 7.000 prisioneros en un solo día. Prácticamente nadie en el mando aliado esperaba una ofensiva alemana en ese momento de la guerra, en el que Alemania estaba en retirada. Además era un día en el que hacía un tiempo pésimo y en el que la superioridad aérea aliada, por tanto, no fue decisiva, puesto que la gran mayoría de sus aparatos se quedaron en tierra.

La ofensiva obtuvo un gran éxito inicial. Sin embargo, los aliados reaccionaron y trataron de contener el avance alemán. A los alemanes se les sumó posteriormente la dificultad de que, a los pocos días, la niebla se levantó coincidiendo con que a las divisiones acorazadas de von Manteuffel se les estaba agotando el combustible, lo que les convirtió en blanco fácil para los cazabombarderos aliados cuando estaban a menos de 100 kilómetros de Amberes.

En este momento, los generales alemanes pidieron a Hitler una retirada parcial hacia posiciones más defendibles, dando por buenas las victorias que habían obtenido hasta el momento y, sobre todo, alejando el peligro de embolsamiento que ellos mismos habían creado con su penetración, así como el precario estado de sus líneas de abastecimiento y su falta de combustible. Hitler, al mismo tiempo que se oponía a una retirada rápida, ordenaba un repliegue lento y combatiendo.

Una vez superada la sorpresa inicial, los aliados "sacudieron" durante las semanas siguientes el "bulge" (comba) creado por los alemanes (refiriéndose al saliente), hasta hacerles retroceder por la fuerza a sus posiciones de partida.

Desenlace 


El resultado de la batalla se podría interpretar como un empate. Ambas fuerzas tuvieron unas pérdidas similares (unos 80.000 hombres por cada bando entre heridos, muertos y prisioneros, y aproximadamente 700 carros de combate). Sin embargo, para el Eje fue una herida de muerte que aceleró el final de la guerra en el frente occidental. Mientras los aliados poseían enormes reservas de hombres, material y pertrechos, los alemanes habían dejado exhaustas sus últimas reservas móviles. Nunca más volvieron a recuperar la iniciativa estratégica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario